Bienestar Animal
Los animales pueden experimentar placer, dolor y sufrimiento. Cuando los seres humanos somos sus responsables o interactuamos con los animales, tenemos la responsabilidad y el deber de garantizar su bienestar.
Con una comprensión de los principios de bienestar animal, llegamos a comprender el papel que todos podemos desempeñar para mejorar la vida de los animales.
"El bienestar animal es el estado de salud física y mental en el cual los individuos están en armonía con el medio" (Hughes, 1976).
Dicho de otra forma: estado del animal en el que se encuentra adaptado al medio, que tiene salud física, mental y cubiertas sus necesidades de especie.
Además del dolor y la enfermedad, hay otras formas de sufrimiento que a largo plazo conducen a una reducción en la eficacia biológica. La situación fisiológica denominada estrés ha sido reconocida como la mejor señal de ese estado de incidencia nociva sobre los individuos.
Cuando un animal sufre estrés continuo, a nivel fisiológico su sistema inmune se debilita y su organismo se deteriora. A nivel de comportamiento puede bloquearse emocionalmente, o se puede mostrar más reactivo ya que el estrés baja los umbrales de miedo, frustración y agresividad. Puede reaccionar instintivamente para preservar su supervivencia ya que una emoción intensa anula la cognición.
Dawkins define el sufrimiento en animales como soportar una experiencia cualquiera dentro de un rango amplio de estados subjetivos desagradables con dos características: que sean molestos o no placenteros y que sean severos o extremos.
Tenemos que cubrir las necesidades de especie y ofrecerles un entorno adecuado, una dieta correcta, ofrecerle las oportunidades de mostrar el comportamiento normal de su especie. Un alojamiento en compañía o, a parte de otros animales según el caso y estar protegido del dolor, sufrimiento psíquico, lesión o enfermedad.
En la educación y adiestramiento de los animales encontramos la excusa perfecta para vulnerar su bienestar. Empleando métodos aversivos para obtener el mayor control posible de su conducta. Con técnicas basadas en la imposición podemos dañar su sistema psíquico llegando a mostrar "indefensión aprendida" (Seligman, 1967). Esto es que el animal a aprendido que haga lo que haga no le sirve para salir de la situación en la que se encuentra y por lo tanto no reacciona a los estímulos. Tomando su conducta como estrategias de comportamiento, el aprende que realizar distintas estrategias no funciona y no ofrecerá variabilidad en su comportamiento.
Aprende a no comunicar sus intenciones. Lo hemos convertido en un animal peligroso ya que reaccionará ante ciertos estímulos de forma imprevisible.
No es compatible con el bienestar animal la conducta de un animal que no reaccione debido al adiestramiento o la educación basada en la imposición, lo adecuado para su bienestar es que no reaccione a los estímulos de forma exagerada debido a su educación por una correcta sociabilización, socialización.
(FJCG)